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Camino al registro civil me inventé un tema disco llamado “Wittness of love” y me viajé cantando el estribillo (no inventé más que el estribillo, en rigor).
Mientras lo cantaba, bajaba una bola de espejos y las luces giraban por el piso del Bondi.
Dra. Nada necesitaba que le hiciera de testigo de concubinato para acogerse a la obra social de su novio Maxi, y me preguntó si tenía algo que hacer justo el primer día libre de mi nuevo régimen de trabajo, dándome la oportunidad de hacer bueno por alguien copado con un pedazo de mi franco. La segunda recompensa iba a ser una invitación a pizza y cerveza.
Tenía la frase preparada: “Si! Yo lo ví!!: ellos se aman”.
“Ah, y conviven”.
Pero no hizo falta.
El otro testigo era una extrañeza, un chico de 22 años que tiene preparado un show melódico como cantante con piano, dos guitarras, escenario y percusionistas en un teatro. Va a ser su primer show, de hecho su primer acto artístico en la vida.
Maxi le diseñó las entradas y le produjo parte del espectáculo.
“No, no lo escuché nunca, no creo que vaya” es lo que responde cuando pregunto. “No creo que esté entre mis obligaciones como productor”, agrega con la sonrisa de Gardel esa que tiene. O de Chesire, dado que es lo primero que uno recuerda de él y lo último que abandona tu cabeza, un rato después de olvidarlo.
Este otro testigo no llevó su DNI, y creí que habría que hacer todo de vuelta, pero la empleada que nos atendió era una señora mas o menos de mi edad, abundante y blanda por todos lados, que evidentemente mucho tiempo atrás se había hecho cargo de lo esencial: esto se trata de que una persona pueda tener su salud cubierta porque otro asume responsabilidad sobre ella, y a eso no se le ponen trabas. La despedí con un beso de puro agradecido.
Había también una pareja que estaría… inscribiendo a sus hijos, supongo.
Los llamé Adán y Eva.
Eran muy jóvenes, ella no creo que llegara a los veinte. Muy bellos físicamente, sin el menor cuidado ambos irradiaban algo muy dulce desde la piel.
Muy fértiles: tenían tres nenes escalonados, el mayor de no más de dos años, se la pasaba revolcándose por el piso, divertidísimo.
Y más brutos que un arado.
Adán y Eva.
Seguramente sabían mucho de algo, pero para poder compartirlo hubiera debido mudarme a su ambiente cotidiano, que tanto puede ser una cabaña en la montaña, como un puente en provincia.
Lo que sí compartimos fue un rato de tenerle a upa uno de los bebés que se había golpeado. La madre tenía un extrañísimo estado de aceptación de que no podía controlar a tres bebés.
Todos ellos se veían bellos, alegres, amados y sanos, tanto padres como hijos, así que tal vez tengan totalmente razón.
O tal vez siga pariendo y se le empiecen a morir como moscas.
Está todo por decir, supongo.
Tenía dos masajes por dar a la tarde, así que tenía tiempo suficiente como para almorzar con cerveza y despejarme. Pero mientras comíamos me llegó un mensaje de cancelación del primer masaje, que me animó a mandar un mensaje y cancelar el segundo. La segunda cerveza también ayudó, y como los chicos también estaban libres ese martes, me fui deslizando sin saberlo en mi primer día libre, todavía no puedo sacar la cuenta desde cuándo.
Libre quiere decir: ni siquiera tenía la consigna de descansar para recuperar fuerzas.
No tenía absolutamente nada que hacer, más que lo que quisiera.
Y todavía no puedo recordar cuándo fue la vez anterior que tuve un día así.
Pensé en llamar gente, recuperar vínculos, retomar algo de todo lo que quedó abandonado en la inundación de los últimos años y nunca más retomé, pero tampoco era el día.
Pasamos el resto de la tarde con los concubinos hablando hasta por los codos, hueveando en internet, interpelándonos.
Después cena con Luc y sin cerveza.
Después vuelta a casa, flotar un rato en la cama que no tengo y desmayar.
Hace bien contarlo: hubo un día en que no hice nada.
Uf.
Ilustraciones: Luciano Vecchio.
ES IMPORTANTE SABER
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Pueden apreciar distintas facetas de la Dra en
ResponderEliminarjodorowskysosunforro.blogspot.com
y
vhs-c.blogspot.com
Y recuerden: somos el futuro.
Maravilloso como siempre. Y me pregunto, cómo puedo estar atrapada en el relato de un día NO agitado? El devenir del tiempo en un día sin tiempo. Roger, me encanta leerte!! Y ver las ilustras de Luc!
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