ES IMPORTANTE SABER

sábado, 27 de febrero de 2010

Caballero de Espadas - Nahuel Amaya

Nahuel es uno de esos tipos que llevan tan bien sus cosas, que hasta es aburrido hacerle una lectura de cartas:
"Está bien... eso que pensás... es cierto... esas dudas que tenés... son correctas... lo que estás haciendo, es lo que corresponde..."

En fin... siempre sabe lo que se puede saber y hace lo que se debe hacer, así que sus lecturas carecen de todo tipo de dramatismo..

No obstante lo cual, evidentemente, entiende lo que es el énfasis desaforado.




































Estos son los textos que sirven de base a la lectura de esta carta:



Características Generales de los Arcanos Menores, Cartas Reales

Terminado el ciclo de los números, del uno al nueve con la coda del diez, aparecen las figuras humanas, que se usan para representar dos cosas: personas concretas, y estados menos abstractos y al mismo tiempo más integrales de cada principio.

Las cartas reales todas son un intermedio entre el carácter abstracto y general de los palos y los arquetipos mucho más concretos de los Arcanos Mayores.
Siguen representando primordialmente las características del palo y elemento, pero ya no en un ciclo, sino en una forma de usar las herramientas de cada palo: adolescente, adulta o madura, y masculina (extravertida) o femenina (introvertida).

El aspecto de personas concretas será poco desarrollado en este libro, alcance con señalar que son las cartas que más sirven, por su carácter complejo e integral, para indicar la actitud general del consultante respecto de la consulta, o la influencia externa a la que esté resultando sensible.

En el aspecto de ser "indicadores de estados menos abstractos y más integrales de cada principio", el principal orden es por edad o estado madurativo, y el segundo por características sexuadas.

Las sotas y caballos indican la pubertad y juventud temprana de una persona, o el estado de una cuestión, respecto del principio representado.

Las reinas y reyes, en cambio, son la cúspide de la evolución en lo madurativo, y muestran diferencias en la acción caracterizadas de manera sexual: el total de las habilidades y el mejor manejo posible de las energías de cada palo, ejercido de manera masculina o femenina.

Cada edad tiene sus propias características: la adolescencia implica el descubrimiento y la torpeza, la adultez representa la capacidad plena de acción, con tendencia o debilidad por el exceso, y la madurez la fuerza reflexiva y el conocimiento.

En principio, las sotas están, "por debajo" de las demás figuras, los caballos "por encima" de ellas y "por debajo" de reinas y reyes, quienes están por encima de todas las demás figuras, a la vez que a la par entre ellos, pero no de manera simétrica o intercambiable, dado que los roles complementarios sexuales no son simétricos.


La sexualidad dentro del mazo


Inmediatamente después de la característica “ser humano”, vienen las características “sexo y género”, en ese orden.
De ahí la importancia de los conceptos femenino y masculino para la actividad psíquica de concebir y entender el mundo: el sexo es un hecho físico, orgánico, de crucial importancia y como tal es una matriz conceptual inescapable, el género es la manera de interpretar el hecho inapelable del sexo.
Todo lo que se pueda pensar usa como referente el eje masculino / femenino.
Todo.

Es importante señalar que lo “femenino” y “masculino” en tarot, designa formas de acción: básicamente, lo femenino trabaja hacia dentro de la persona y lo masculino hacia fuera.
Lo femenino es la acción interna de introyección e introspección, lo masculino es la proyección e irradiación.
Dice Crowley que “los hombres son estrellas que se construyen desde el centro hacia la periferia y las mujeres son estrellas que se construyen desde la periferia hacia el centro”, para agregar alguna imagen poética al concepto.

Las formas de acción a su vez influyen en los campos posibles de acción, cuya división mínima es el campo de lo físico, el de lo instintivo, lo psíquico, lo emocional y lo intelectual

La diferenciación entre cada campo de acción es engorrosa, excede lo que vamos a tratar ahora, y se detalla en el resto del libro.

Alcance con decir que, en cada campo de acción se puede actuar de manera masculina, proyectiva e impositiva, o de manera femenina, introyectiva y receptiva.

Los roles masculinos tienen que ver con la proyección en el sentido de extroyección, con la fuerza y la potencia explosiva (lo masculino es en este sentido particularmente afín al elemento fuego), con el intelecto, con la restricción, con el dar, imponer, cortar, analizar, el salir-a-buscar, el proveer, el sembrar y todas las metáforas posibles de penetración e inseminación, y fuerza centrífuga.

Lo femenino tiene que ver en cambio con la introyección, lo receptivo, la resistencia a largos esfuerzos, el contacto con el propio sentir (lo femenino es afín en este y otros sentidos al elemento agua), con la contención y el recibir, amoldarse, integrar, fusionar, cocinar, elaborar en lo oculto, la administración de lo interno, el esperar-a-que-llegue, el atraer, el nutrir, hacer crecer y todas las metáforas posibles de la receptividad vaginal, ovular y uterina, el amamantamiento y las fuerza centrípeta.

Resumiendo: lo “masculino” y “femenino” son espacios fundamentales del individuo genérico, que se llenan de contenido con las experiencias propias de la vida concreta de cada persona, marcando ambos la manera de actuar en las diferentes áreas de la vida, de manera simultánea, aunque cada campo de acción tiene sus afinidades propias con un modo de acción u otro.

La sensibilidad emocional, por ejemplo, tiene más afinidad con lo interno/femenino que con lo externo/masculino. La acción política tiene más afinidad con lo externo/masculino que viceversa.
“Sentir” es, entonces, en tarot, una acción de carácter femenino, y “debatir” es una acción de carácter masculino, aunque ambas puedan ser realizadas indistintamente por hombres y mujeres.

Lógicamente, los ejemplos con que se llenan estos espacios de contenido se toman de lo inmediato: padre y madre en primer lugar, bastante más abajo el resto de las personas circundantes y a mucha distancia ejemplos más incorpóreos como personajes de películas o libros.
Por esto se llama a los modelos masculinos y femeninos básicos del tarot el “padre” y la “madre”, y cuando salen el Emperador y la Emperatriz (Arcanos Mayores números Tres y Cuatro), se los toma como referencias directas al padre o madre del consultante, o a sus modelos internos respecto de lo masculino y lo femenino.
Porque hacen alusión al área instintiva/física de cada forma de acción, son el padre y la madre “terrenales”: son el cuerpo mismo, así como Sacerdotisa y Sacerdote son el espíritu mismo.
Más adelante ampliamos detalles sobre los conceptos de cuerpo, alma y espíritu.

La práctica en el uso de estas divisiones muestra que no son complementarios simétricos opuestos, o sea, iguales pero invertidos, sino dos categorías absolutamente distintas, pero complementarias.
Un hombre no es una mujer sin mamas, ni una mujer es un hombre sin pene. No son seres iguales con “algo de más, o de menos”, sino seres distintos.

Finalmente, conviene señalar por primera vez que la característica asimétrica del eje “sexualidad” tiene como consecuencia que la combinatoria de atributos no produzca un panteón equilibrado, donde cada figura tenga obligatoriamente su contraparte.


Caballeros

Las características de los caballos son la impetuosidad, la fuerza y la poca reflexión y sabiduría.
No tienen ya el devaneo de la adolescencia entre el saber y el no saber, el conocerse y el no conocerse, entre la adultez y la niñez: son plenamente hombres, saben quiénes son y lo que quieren y arden en deseos de conseguirlo, cada uno lo suyo y a su manera.

Son, de las figuras, las primeras que tienen el poder para enfrentar la experiencia y soportar las consecuencias. La voluntad y el poder de buscar la cuota de experiencias que le toca a cada uno se expresa en el caballo que los transporta y brinda fuerzas, y la capacidad para enfrentar luchas e incluso derrotas se expresa en su armadura.
Los caballeros también están emparentados con El Carro.
El paso del caballo y el talante general de cada caballero depende de la manera en que se mueva cada palo: las espadas son vertiginosas y combativas, los oros, casi estáticos y serviciales.

Los caballos son, al mismo tiempo, los aventureros que vagan por el mundo buscando su vida, y los mensajeros entre reinos y personas

Que no sean "plenamente reflexivos" no significa que no lo sean en absoluto: todos los caballeros poseen conocimiento y capacidad para la acción, y poseer capacidad para la acción implica también el poder darse las pausas para saber qué hacer en cada caso, qué acción es la indicada.
Son, por dar un ejemplo, el carpintero que tiene veinte años de oficio.

Cuando tenga cuarenta, será sabio. Pero esa diferencia entre capacidad y sabiduría no disminuye su eficacia en el presente desempeño de su oficio.
La diferencia fundamental entre caballeros y reyes es el momento del tránsito en que se encuentran: unos necesitan (y desean) hacer y hacer, y los otros ya saben que han hecho todo lo posible y necesario, y meditan de otra manera su participación en cualquier acción.

Lo que cambia radicalmente según el palo es el tipo de acciones, la categoría de acciones en las que cada uno prefiere involucrarse.
El caballero de espadas, por ejemplo, tiene marcada inclinación por las acciones de lucha, mientras que el caballero de oros prefiere las acciones de servicio.
Los caballeros representan ese estadio del aprendizaje de cualquier cosa que es el tránsito por el estudio, con capacidad plena de acción.
Es el ejercer esta acción lo que los lleva eventualmente a adquirir el total de la sabiduría alcanzable sobre su palo y ser reinas y reyes.


Palo de las Espadas

Las Espadas todas significan el conflicto, la acción operativa y, de las funciones intelectuales, la analítica: representan el pensamiento que se pone en marcha para resolver problemas mediante el recurso de aislar segmentos de la realidad para usarlos de “ladrillos” y construir una respuesta.
Su elemento representativo es el aire y el viento, por eso regularmente se ilustra las cartas con espadas con cielos abiertos y nubes más o menos oscuras, y referencias a la tempestad y el movimiento.
Generalmente no son cartas que contengan referencias a las emociones. Cuando lo hacen, el espectro de emociones reflejadas son la soberbia, la victoria o derrota, la angustia y el agobio, con sus diferentes matices y causas.

Las Espadas representan el pensamiento racional y analítico, no el creativo que acepta, aglutina y asocia cosas sino el destructivo que divide a las cosas en sus partes componentes, el que define los límites entre una y otra cosa, el que discrimina, legisla y juzga.
Representan también la palabra, en su aspecto más impositivo: la palabra que define, que afirma sin preguntar, la sentencia del juicio.

Es el tipo de pensamientos que se despierta regularmente cuando hay problemas que resolver, por esto representan también el conflicto.
La manera en que se mueve la energía psíquica en este tipo de situaciones es ágil y poderosa, pero con tendencia a volverse vertiginosa y caótica. Por su misma velocidad, y por el hecho de ser un tipo de energía asociada a la acción, pero principalmente al pensamiento, es que sus efectos en pequeña medida pueden ser totalmente benéficos, y en gran medida van de absolutamente inocuos (puro aspaviento, idas y vueltas que no concretan nada, etc), hasta muy, muy dañinos para la persona, por la cantidad de energía que le puede insumir esta ida y vuelta vertiginosa y estéril.

Por todo esto, el elemento que representa las espadas es el Aire, se suelen usar en las cartas nubes y pájaros como manera de indicar la presencia de aire y viento, dependiendo de la cantidad, posición alta o baja, densidad y movimiento de nubes y pájaros el que indique un estado mental sereno y organizado o caótico y agitado.
Es por estar asociadas al pensamiento analítico, que las espadas representan también la palabra.
Son el saber y el actuar por pensar.

Lamentablemente, también representan la capacidad de razonar y argumentar en abstracto, cosa no siempre productiva (porque ninguna acción legítima surge sólo del pensamiento, sino del deseo o necesidad primera, del sentir adecuado de este deseo y recien ahi, de la argumentación y pensamiento enpro de la acción) y tienen mucha tendencia a actuar de manera no coordinada e incluso impositiva sobre los demás palos.

El Caballero de Espadas

El caballo de Espadas, en particular, es el más inclinado a la acción de todos, desea y se sumerje en la lucha, el debate, se revuelca en pro y en contra, agita cielo y tierra con su acción constante y fervorosa.
De la misma manera conquista grandes reinos como los pierde por salir corriendo a hacer otra cosa antes de terminar la primera, de la misma forma aregla las cosas como se apresura y equivoca.
Si se calma y serena, su acción es impecable. Si se deja llevar por su naturaleza impetuosa de elemento viento, se mete en empresas que no le corresponden, genera peleas donde no las hay, y toda su acción no pasa de ser un montón de gritos y aspavientos.

Su tendencia autoritaria supera su frialdad racional, y su racionalismo supera a su vez a sus consideraciones sensibles, su fuerza se dispara permanentemente en un intento de transformación del mundo basado sólo en ideas y palabras, independientemente de imágenes más refinadas o con un fundamento en otros reinos.

Son palabras clave para la representación de la carta, entonces: fuerza - ímpetu - conflicto - acción - aire - viento.


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Reflexión final, despertada por la entrega de la carta:

mirando original y versión, noto de repente que el caballo de la carta original tiene expresión de miedo, cosa que no tiene el de la versión, y mira al caballero con el rabillo del ojo.
Es una indicación que no dí, no se me había ocurrido, y de repente entiendo algo: el caballo de la carta original no confía en su jinete.
Lo sabe desenfrenado, de poco contacto con el instinto que él (el caballo) posee, y entiende que probablemente los esté llevando a la muerte por puro ímpetu y deseo de imponer una fuerza que en realidad no se tomó el tiempo de saber si realmente tiene.
El instinto y la verdadera fuente de vigor del caballero, no confía en su parte intelectual, ni en sus pretensiones de mando.

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