ES IMPORTANTE SABER

martes, 31 de agosto de 2010

La rosa y el lecho - II

Primera parte, acá.

Lo incierto

Las visualizaciones de ese entonces eran bastante oscuras, estaba empezando la etapa más franca de la lucha con lo que Alicia terapeuta llamó mi "fijación con lo siniestro".

Cierto día llegó sin tapujos: en la visualización, aparezco con una edad de entre ocho y diez años, en casa de mi tía Alicia.
Ella viene, me toma, me lleva a su cuarto.
Su mirada parecía vidriosa y perdida.
Me desnuda, se desnuda, se mete en la cama conmigo, se frota contra mi cuerpo. Siento ondas de sensación que salen de ella y empapan mi cuerpo. Con los años aprendería que eso era deseo sexual.
Unilateral.
Alcanza el orgasmo, se da vuelta, se duerme.

Repentinamente la visualización cambia y no tengo más el cuerpo de un niño. Soy un adulto, desnudo al lado de mi tía dormida, hundida en sopor. Lloro. De alguna forma, desnudo, tengo puestas unas zapatillas sin medias.
Al mirar a mi tía noto que no está exactamente dormida: su torso está abierto, comido y habitado por bichos como un cadáver. Su mirada ausente como la de un muñeco de madera. De alguna manera sé que igualmente se levanta cada día y va a trabajar.

Rogelio Desnudo camina por la casa, desnudo en sus zapatillas, Alicia terapeuta me insiste, desde el otro lado de la visualización "andate!! andate!! abandoná ese lugar para siempre!!!".
Pero no puedo.
Rogelio Desnudo no consigue salir del departamento de Once, es una especie de fantasma, atrapado para siempre al lado del cadáver viviente de su tia.

Una vez tras otra, intento irme y reaparezco, sentado, viendo todo rojo escarlata y sintiéndome absolutamente nada, una bolsa de basura, en el lecho de mi tia.
Odio todo hasta el aborrecimiento, desde la náusea, pero no consigo irme, es como si no existieran para mi las puertas, u otros lugares en el mundo. Rogelio está quebrado y sólo puede sentir asco, asco de esa cosa que lo acaba de atravesar por todo el cuerpo antes de dormirse tia Alicia.
"Entonces quemalo todo" susurra Alicia terapeuta a través de la visualización casi grita desde la vigilia, y sé que tiene razón, pero duele mucho.

Pero tiene razón.

Aparezco en la visualización yo, Rogelio de hoy, echando combustible sobre cada cosa en la pieza.
Sé que Rogelio de Entonces no va a poder salir, sé que va a ser quemado con todo.

Lo lamento, lo lamento profundamente. Sé que no tuvo la culpa de nada, que intentó salir y no pudo. Sé que no puedo seguir viviendo con esa parte de mí anclada, que debo matarla. Lloro, lloro mucho cuando aparezco en la esquina, viendo el departamento de Once arder en humo espeso.

El precio de haber sido violado es además morir en las llamas.

Para que yo viva libre.

Lo haría cuantas veces fuera.

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