ES IMPORTANTE SABER

lunes, 20 de septiembre de 2010

La rosa y el lecho - VII

Aparentemente, la idea original había sido de mi medio hermano Javier que, como estaría de viaje para la fecha del día de la madre, propuso a Felisa juntarse antes para festejarlo.
A lo cual Felisa dijera "bueno, pero invitémosla a Alicia, que está re triste". Y ya que iban a estar las dos juntas, sólo faltaría Lucila.
Cómo no invitarla.
Pero ya que iban a estar las tres hermanas y Javier, porqué no invitar además a los primos, para no tenerlo a Javier solo como único representante de la siguiente generación.

Así que un día José levanta el teléfono y escucha a Felisa decirle que Javier los invitaba a él y Dani a festejar el día de la madre por adelantado.
Se lo transmitió a Daniel, se tomaron unos minutos y, ya que supuestamente Javier los invitaba, lo llamaron directamente.
José charla un poco con él y le pregunta "che... ¿la idea de esta reunión cual es?¿juntarnos y hablar todos de lo que pasa con Roge, no?".
A lo que Javier, que tampoco come vidrio, reconoció "si, es una locura, juntémonos nosotros antes".

Se juntaron los tres primos, y de la charla que se dió ahí, José y Daniel quedaron excusados de asistir al festejo adelantado del dia de la madre.

Llegó el día en que nos juntamos a charlar, Dani y yo. Dani es, aunque suene extraño viniendo de mi, un tipo raro.
Algunas cosas suyas son recurrentes de mi familia, paterna y materna: una gran capacidad intelectual abstracta, y poquísimo contacto con la realidad.
Me sorprendió que, pese a propiciar el encuentro, me dijera que "le resultaba difícil creerme sin pruebas". Traté de hacerle entender que a los nueve años uno no entiende mucho de nada, y que no se me ocurrió redactar una confesión y pedirle a Alicia que la firme.
Al rato me cuenta la reunión con mi hermano, no recuerdo si él me sugiere o yo le pregunto, pero la parecía buena idea que me juntara con Javier a charlar. Lo veía muy dispuesto y con ganas, dijo.

Me pareció totalmente contrario a lo que conozco y sé de mi hermano, así que al poco tiempo le pregunté a José su opinión al respecto.
Tomó aire y dijo
"No". "No me parece buena idea".
"Como estudia biología nos explicó una teoría acerca de las sinapsis que explica que tu recuerdo es falso por ser recuperado bajo hipnosis".
Empecé a protestar que Javier ni siquiera sabe qué tipo de terapia hago, y José me interrumpió "no me expliques nada, lo que dice hace agua por todos lados, no tiene consistencia y no necesito saber de hipnosis ni de biología para darme cuenta: simplemente, no quiere saberlo".

Me urgió, pero poco, saber: "qué opina de lo de Alfredo y Felisa?"
"Le pregunté, pero me dijo que no había juntado coraje de preguntarle a Felisa".
Eso sí, condice con lo que sé de mi hermano.

A los pocos días, José me llama al trabajo: "Roge, no te quiero alarmar, pero están pasando algunas cosas feas, y me parece que tenés que estar al tanto".
"Llamaron Felisa y Alicia a casa, para pedirle a mi vieja que no te contara lo de Alfredo y Felisa, hace unos días".
"Mi vieja les dijo que ya te lo había contado, así que dos días después llamó Felisa para decir que ella lo iba a negar".
"Solamente te quería avisar que si te tratan de hacer pasar por loco, o algo así, acá en casa ya lo charlamos, y estamos con vos".

Después me enteraría que, excepto la reacción de Luci, José y Daniel, todo esto es de manual.

Un día nos sentamos con Raúl, mi tio político, ex de Alicia, padre de Nacho y Alejo. No nos veíamos desde la muerte de Nacho.
Charlamos un rato largo, me invitó la cena.
Que un familiar mayor que yo me invitara, ocupara el rol de mayor y de modo generoso, fue una experiencia nueva y agradable.

Insistió mucho en que "institucionalizara el asunto". Por un lado por la contención que una institución especializada puede proveer.
Por otro, parecía temer, mucho, futuras represalias de Alicia, y me convenía que el asunto estuviera asentado en algún lado.
Insinuó incluso palizas por matones pagos.
Me pareció mucho, pero me dejó dudando.

Alicia terapeuta se había alegrado mucho de que yo encarara a mi tia, y bastante menos de que la escrachara en el edificio.
Ya todo el asunto de los correos intrafamiliares le parecía algo quizás necesario para mi, para terminar yo de entender que no había nada que hacer con esta familia, pero en sí mismo intrascendente.

"Estás pidiéndoles que reconozcan que fueron malos con vos, pero no lo van a reconocer. Es como si les pidieras que fueran otras personas que quienes son". "Y además, vos no necesitás que ellos te reconozcan nada".

Tardé un poco más de otro año en ver las cosas a su manera.

Si le pareció interesante, en cambio, la idea de "institucionalizar el asunto". "Es simbólicamente apropiada" me dijo.

La detesté un rato, como siempre, y empecé a buscar una institución adecuada.

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