ES IMPORTANTE SABER

lunes, 11 de octubre de 2010

La rosa y el lecho - Epílogo - apurando el final, no aguanto más

Pregunta a la mujer que representa el origen de la situación cómo se siente, ella habla muy bajito. No creo que Felisa escuche. Dice que con madre siente mucha apertura. “Está llena de amor, solamente le falta darlo”. No me resulta extraño o nuevo. “Con ella, en cambio” dice de tía “la siento mucho más cerrada, más lejana, casi desvanecida”.

Si chequean esto, entenderán que no me resulte raro tampoco.

Daniel entra en escena cargando dos almohadones, le da uno a mi representante, otro a tía.

Tía toma su almohadón y lo abraza tanto que se deforman ambos: se retuere alrededor de él. Disminuye su altura en una cabeza entera.
“Yo” simplemente lo toma en las manos, bastante rígido.

Vuelve a consultar a todos, tía dice, sin levantar la cara del almohadón “yo estoy bien acá”.

El origen sigue sintiéndola casi ausente.
Daniel pide a tía que mire a yo, ella no se siente muy interesada, pero lo logra. Le pide que diga a mi representante “para mi esto tampoco es gratis: yo también cargo lo mío”. Lo dice.

Daniel intenta que madre y tia hagan una reverencia al origen de la situación, que tomen el pasado. Madre lo logra, tía no. Eventualmente, a duras penas logra soltar su carga.

El concepto de Daniel, el de Hellinger, es que aceptar lo pasado es la única forma de convertirlo en fuerza. Conciliatorio hasta la médula, pero dado que parte de la premisa de que uno no puede divorciarse de su propia historia, es también lo único razonable.

Tras esto, madre logra mirar a yo frontalmente. La cara de la representante expresa mucha ternura, algo de dolor y preocupación.

Daniel pide a yo que diga a madre, señalando el almohadón “esto es lo que cargo por que no estuviste cuando te necesité”.
Madre se conmueve.

No recuerdo qué movimiento se sugiere con tía, que madre salta diciendo que tiene ganas de llevarse a mi representante de la escena. “Cualquier cosa, menos que se metan con él”.
Estuve toda la vida esperando eso, supongo.
Daniel decide entonces intentar el siguiente movimiento que asume necesario, y lleva a madre frente a padre.
Madre, inmediatamente, manifiesta un intenso rechazo: no puede ver a padre, el enojo que tiene hacia él la supera. No puede ni permanecer en frente.

Daniel comenta sin profundizar, que esto de ver el mayor anhelo de todo hijo frustrado, es una carga pesada.

No consigue reconciliar a padre y madre, así que opta una vez más por la solución gordiana, e incluye una persona más: pone entre ambos a una chica que representa, según sus propias palabras “la esencia de la vida que crearon juntos”. Padre sigue siempre igual, madre se tranquiliza con la nueva presencia, y consigue aceptar la presencia de padre.

La chica que representa la esencia de mi nacimiento, en cambio, apenas le preguntan manifiesta sentirse muy cansada, dolorida y angustiada, como si cargara mucho peso.
“Evidentemente fue una circunstancia difícil para nacer”, concluye Daniel.
Pero todos están alineados entre sí y mínimamente conciliados, así que intenta nuevamente una reverencia, esta vez de mi representante hacia la esencia de mi nacimiento. Mi representante no lo consigue, así que me pide directamente a mí que lo intente.

Me pregunto cómo distinguir ante mis propios ojos la sinceridad de mi gesto, pero se me aclara rápidamente, cuando empiezo a respirar agitado ante el solo intento de honrar mi nacimiento.

Con mucha agitación, lo consigo, y Daniel va a por la siguiente vuelta de tuerca. Me pone mirando hacia el frente, coloca a todas las demás personas, madre, tía, origen, padre, esencia, detrás mío y pone una persona más, delante.

“Esta es tu vida futura”.

“Podés elegir entre mirar hacia atrás, o avanzar con todo lo que está atrás apoyando”.

La esencia de mi nacimiento se había manifestado contenta de que yo la honrara, y ahora evidenciaba, incluso desde detrás mío, intensos deseos de que yo avanzara. En cierto momento, no puede evitarlo y me apoya las manos en la espalda.
Veo dos Rogelios, ocupando el mismo espacio simultáneamente.

Uno oscila hacia delante y otro es gravitado hacia atrás.

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